«La gente no acepta madres que beben demasiado vino, le gritan a sus hijos, y les dicen estúpidos. Lo entiendo, yo lo hago también. Podemos aceptar un papá imperfecto. Enfrentémoslo, la idea de un buen papá fue inventada recién hace 30 años, antes de eso se esperaba que los padres fueran silenciosos y ausentes, poco confiables y egoístas, y todos podemos decir que queremos que sean diferentes, pero en algún nivel básico, los aceptamos. Los amamos por sus imperfecciones, pero la gente absolutamente no acepta esos mismos sentimientos en las madres. No los aceptamos estructuralmente, y no lo aceptamos espiritualmente. Porque la base de nuestro cuento judeocristiano es María, madre de Jesús, y ella es perfecta. Es una virgen que da a luz, apoya incondicionalmente a su hijo y sostiene su cadáver al morir. Y el papá no está ahí, ni siquiera hizo el coito. Dios está en el cielo. Dios es el padre, y Dios no apareció. Así que tú tienes que ser perfecta, y Charlie puede ser un desgraciado y no importa. Siempre serás evaluada con un estándar más alto. Es jodido, pero así es como es«.
El sentimiento de separación genera una distorsión tan grande que solo la convergencia con su gran FOCO puede desmantelar y re configurar.